Allí, colgados
y la gente nos mira
y nos golpea
y nos critica
gritando.
Estamos allí,
escritos,
leídos (como usted ha leído
con el ojo largo
a nuestras cicatrices).
Ajústele
el ojo
a nuestro “nosotros”
y ponga batería
en el punto suspensivo.
Maneje su “usted mismo”
y no mire dónde estamos.
En este lugar.
Del libro Molino de Tierra
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