de luz y oscuridad
de verano agobiante e invierno helado;
un piolín tensado
para hacer equilibrio eterno
en el precipicio de las mesetas.
Recorrería el perímetro
vadeando las depresiones blancas
de calcáreos,
tropezando con los pedregales duros,
humectándome en el río brillante.
Si pudiera sólo andar
en el borde de mi sombra
me sabría con la imagen
en la voz de los cartógrafos;
pero ya no sería más esta tierra bella,
sería
un
mortal.
Publicado en Antología poética Roquense. Municipio de Roca. Dirección de Cultura. Fondo Editorial Municipal, octubre 2007